martes, 22 de noviembre de 2011

Te cambio ese si por ese ya no puedo.

A ver si me explico... 
¿Sabes? Es como el olor a café una mañana sin ganas. Es como un roce de mejilla que no viene a cuento. Es como las prisas de media noche. Es como los chutes de Morrison. 
Es como...  ¡Buf! Cómo decirlo... 
es como el ansia de un niño el día de Reyes. Como la típica cancioncilla que se te mete en la cabeza y no puedes para de tararear. Es como la brisa de verano, esa que templa el alma. 
 Como la cocaína, el sexo y el alcohol todos metidos en una botella. Es como los andares de una estrella de Hollywood. Es como, joder, es como la enfermedad y la cura al mismo tiempo. Es como los ojos de Megan Fox y la voz de Morgan Freeman. Como una canción de los Rolling o una sonrisa sin miedo a nada. 
Es... es especial. ¿Entiendes?
Es como "te necesito conmigo"
Es jodidamente perfecto.
Como la rima de un soneto.
Es como gritar sin ningún miedo:
¡Vamos! Te cambio un  por ese ya no puedo.

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